Proceso de llenado de pomos plásticos: todo lo que tenés que saber

Proceso de llenado de pomos plásticos: todo lo que tenés que saber

Debido a lo extendido de su uso, el llenado de pomos plásticos puede parecer una tarea sencilla, pero requiere de un proceso industrial de alta precisión diseñado con el objetivo de garantizar la calidad, la eficiencia y la seguridad del producto. Desde la selección del material hasta la inspección final, cada etapa es crucial para que el contenido se conserve en perfectas condiciones y cumpla con todas las normativas vigentes.

La base: preparación y llenado del pomo

Lo primero que hay que mencionar es que todo comienza mucho antes de que la máquina dosificadora entre en acción. El punto de partida siempre tiene que ver con la elección del pomo plástico más adecuado para cada caso. Por ejemplo, para los productos que requieren de alta resistencia, como es el caso de los químicos, se usan materiales como el polietileno de alta densidad, conocido por ser químicamente inerte y resistente a la corrosión.

Una vez seleccionado el pomo, éste debe pasar por una etapa de preparación para asegurarse de que esté completamente limpio y seco antes de entrar en contacto con el producto, evitando de esa forma cualquier tipo de contaminación que pueda alterar el mismo. En algunos casos, además, dependiendo de la sensibilidad del contenido, los pomos pueden ser sometidos a procesos de esterilización o enjuagues especiales.

Con el envase listo, se da inicio al llenado, el cual suele realizarse con sistemas automáticos o semiautomáticos. La maquinaria está diseñada especialmente para dosificar la cantidad exacta de producto en cada pomo. Para las sustancias viscosas como geles o aceites se suelen emplear sistemas de llenado volumétrico o por bombeo, los cuales aseguran precisión incluso con las texturas más densas. Es un proceso que se efectúa en un entorno controlado para evitar derrames o salpicaduras. 

Aseguramiento, control y presentación final

Una vez que el pomo contiene la cantidad correcta de producto, el siguiente paso es asegurar su cierre perfecto. Un sellado adecuado es indispensable para proteger el contenido de fugas y contaminantes externos. A su vez, dependiendo del producto, se pueden emplear diferentes tipos de tapas, como las clásicas tapas roscadas para un cierre firme o tapas con foil de aluminio sellado por inducción para una protección hermética superior. Si se trata de productos que pueden representar algún tipo de riesgo, también se puede acudir a tapones de seguridad a prueba de niños. 

Lo que sigue es una de las etapas más críticas, como es el caso del etiquetado. La etiqueta es nada menos que la carta de presentación del producto, pero también es una herramienta de seguridad, debido a que debe incluir información clara sobre el contenido, advertencias de seguridad necesarias como símbolos de peligrosidad para productos inflamables o corrosivos e instrucciones de uso. 

Finalmente, antes de que los pomos salgan a distribución, se someten a inspección de calidad. Es la instancia en la que se verifica que el nivel de llenado sea el correcto, que el cierre sea seguro, que no se presenten errores en el etiquetado y que no haya defecto alguno en el envase.

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